Por un lado los Centros Regionales han permitido acercar la educación superior a las áreas menos desarrolladas del interior del país a un costo razonable, pero también sus estudiantes y autoridades tienen un enorme compromiso social con su región y con el progreso y desarrollo local.
Por otra parte el voluntariado es la oportunidad ideal para que los estudiantes puedan ejercer sus conocimientos de carrera antes de culminar su curricula académica o realizar su ejercicio profesional supervisado. Ejecutando actividades de voluntariado los estudiantes conocen la realidad de su región y contribuyen con acciones puntuales a reducir los efectos de tales problemas con el apoyo y participación activa de las comunidades, autoridades de gobierno y otros actores locales. También tienen la posibilidad de diseñar planes, programas y proyectos encaminados a la puesta en marcha de una visión más social y humana de los contenidos curriculares y que con el apoyo de las autoridades del Centro Regional pueden ser ejecutados como proyectos de voluntariado. Comprobado está que los estudiantes que más temprano tienen contacto con la comunidad y que prestan sus servicios antes de graduarse son estudiantes con mayor motivación para culminar su carrera además de ejercer decisiones firmes al buscar alguna especialización.
En la vida estudiantil, el voluntariado fortalece el entendimiento entre estudiantes de distintas carreras: sociales, humanísticas, tecnológicas, y de la salud al tiempo que permite encontrar múltiples visiones y abordajes de un mismo problema. Esta visión integral de la realidad social permite la búsqueda de soluciones más concretas y acertadas desde todos los ámbitos profesionales. Los docentes también pueden incluir dentro de su programa de estudios ejercicios de trabajo de campo como un complemento a los conocimientos impartidos en clase y que fácilmente pueden ser empatados con ejercicios similares de otras unidades académicas y ser enmarcados como proyectos de voluntariado.
El voluntariado universitario es por lo tanto una oportunidad que los Centros Regionales tienen a su alcance para fortalecer la vida estudiantil de los universitarios, innovar en su programa curricular, relacionarse con otros actores importantes de su región y proyectar la labor docente a las comunidades. CUNOC ha dado ya el primer paso y sin dejar dudas en el aire muestra el entusiasmo, energía y compromiso necesario para seguir adelante.
La pregunta es... ¿aceptamos el reto?
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